En la era digital actual, la forma en que compartimos información y experiencias ha sufrido una transformación profunda y uno de los fenómenos que ha surgido como resultado de esto es el «sharenting», término que proviene de la fusión de «sharing» (compartir) y «parenting» (crianza), y se refiere al acto de los padres de compartir activamente detalles, fotos y momentos de la vida de sus hijos e hijas en plataformas de redes sociales y digitales.
Actualmente esta tendencia se encuentra en un amplio debate sobre la identidad digital, la huella digital y la seguridad en línea desde la infancia.
Construyendo identidades digitales desde la infancia
El «sharenting» inaugura un nuevo capítulo en la trama de la identidad digital, arrancando desde la misma infancia. En un mundo donde las huellas digitales son irremovibles, los niños y niñas están siendo esculpidos digitalmente incluso antes de ser conscientes de ello.
En ese sentido, es vital comprender que las imágenes y anécdotas compartidas por las madres y padres en redes contribuyen a tejer una narrativa digital en torno a las infancias, que podría acompañarles a lo largo de sus vidas. Por ello, surge la pregunta de cuánto deben los niños involucrarse en la forja de esta identidad digital y cómo pueden ejercer control propio sobre su presencia en línea, sin que esté exclusivamente moldeada por la experiencia de los padres: desarrollar la habilidad de navegar por el mundo en línea, aprender a administrar su privacidad, a resguardarse de riesgos y nutrir una identidad digital positiva que les permita explorar sus intereses y pasiones, conectarse con grupos afines y erigir una presencia genuina en estos entornos.
Huella digital de los niños y niñas
En la era digital en la que vivimos, los niños están siendo inmersos en la creación de una huella digital desde una edad temprana. Esta huella digital, compuesta por una variedad de datos que incluyen fotos, publicaciones en redes sociales y otras interacciones en línea, está empezando a tomar forma incluso estando en el útero de sus madres.
Como mencionamos, subir a las redes sociales fotos y logros de nuestros hijos e hijas, permite a familiares y amistades estar al tanto de su crecimiento; pero no se pueden dejar de lado los desafíos en términos de privacidad y seguridad. Incluso Unicef en su informe «Estado mundial de la infancia de 2017» menciona que la huella digital de los niños y niñas en internet puede ser un recurso valioso para documentar su crecimiento y experiencias; pero también puede exponerles a riesgos potenciales. La información compartida en línea puede caer en manos equivocadas, lo que podría dar lugar a problemas de privacidad y seguridad. Además, los datos recopilados en línea pueden ser utilizados para crear perfiles detallados de los niños y niñas, lo que podría tener implicaciones en su vida futura, desde la educación hasta las oportunidades de empleo.
Privacidad y seguridad en la era del sharenting
En las dinámicas sociales digitales en las que compartir momentos en línea se ha vuelto una parte integral de la vida cotidiana, es fácil pasar por alto prácticas básicas de privacidad y seguridad en línea. A menudo, en medio del entusiasmo por compartir experiencias, pueden escaparse detalles cruciales que resguardan la privacidad de los niños. Uno de los consejos esenciales es evitar compartir información personal sensible, como nombres completos, fechas de nacimiento y detalles de ubicación exactos, ya que estos datos pueden ser utilizados por personas malintencionadas. Además, tener en cuenta la geolocalización en las fotos compartidas puede ayudar a evitar la divulgación involuntaria de su ubicación. Es fundamental recordar que incluso las fotos y publicaciones aparentemente inocuas pueden proporcionar pistas sobre la rutina diaria de los niños y, por ende, aumentar los riesgos. Configurar adecuadamente las opciones de privacidad en las redes sociales y plataformas utilizadas para compartir es clave. Limitar la audiencia a amigos cercanos y familiares puede reducir la exposición de la información publicada.
¿El «sharenting» es malo?
No necesariamente. Si bien el «sharenting» plantea desafíos en términos de privacidad y seguridad, también para muchos tiene sus aspectos positivos. Compartir momentos especiales de la vida de los niños y niñas puede fortalecer los lazos familiares y mantener a amigos y seres queridos informados sobre los logros y desarrollo de los pequeños. Además, puede ser una forma de documentar preciosos recuerdos que de otro modo podrían perderse.
Algunos, incluso, mencionan que el «sharenting» también puede fomentar un sentido de comunidad, permitiendo que los padres se conecten con otros en situaciones similares y compartan consejos y experiencias.
Las mamás y los papás en la era digital inevitablemente navegan en el delicado equilibrio entre la necesidad de compartir momentos significativos y el resguardo de su privacidad y seguridad. La era digital ofrece oportunidades sin precedentes para conectarnos; pero también plantea la necesidad de una reflexión profunda y una toma de decisiones informada. Adoptar un enfoque consciente y responsable hacia el «sharenting» permite contribuir a una experiencia en línea enriquecedora para las hijas e hijos, mientras se protege su identidad y bienestar digital.
Autor: Camilo Arratia, Analista de proyectos y metodologías de la Fundación InternetBolivia.org