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La violencia sexual en Internet es real

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La violencia psicológica, física y sexual se expresan también en el ámbito digital y a estas formas de violencia las llamamos violencia digital y, en este sentido, entendemos que la violencia digital es una expresión más de la violencia de género. Por supuesto, existen otras formas de violencia que las mujeres y la población LGBTQI+ enfrentan en Internet, como la discriminación, el desprestigio, el robo de identidad y muchas otras que a medida en que la tecnología avanza, se diversifican.

Es por eso que se suele decir que la violencia digital no es un tipo de violencia nueva, porque las causas y los motivos de la violencia digital son los mismos que en el caso de la violencia de género fuera de Internet; sin embargo, la violencia digital tiene características propias que deben ser abordadas de manera especializada. Algunas son:

  • No es necesario que la persona agresora esté en el mismo espacio físico que la persona agredida, puede estar en otro municipio, departamento u otro país.
  • En algunos casos se desconoce la identidad de la persona que está ejerciendo este tipo de violencia.
  • Se interrelaciona con otras formas de violencia. Las personas que enfrentan violencia digital pueden enfrentar también violencia física, violencia sexual y violencia psicológica fuera de Internet.

Internet como un espacio de abuso y explotación sexual

El centro S.O.S. Digital es un equipo de acompañamiento y respuesta a violencias digitales de género que desde el 2020 viene brindando información a mujeres y población LGBTIQ+ sobre cómo responder a estas violencias. Desde ese año el abuso sexual relacionado con las tecnologías de la información y la comunicación es uno de los tipos de violencia digital por el cual se recibe mayor consulta. Las formas de agresión más comunes son:

  • Amenaza o extorsión monetaria relacionada a la publicación de contenidos íntimos, eróticos o sexuales.
  • Publicación de contenido íntimo, erótico o sexual sin consentimiento.
  • Envío de contenido íntimo a familia y amigos como forma de coerción.
  • Obtención de contenido íntimo sin consentimiento (a través del robo del acceso a cuentas en redes sociales).

Esta información es una aproximación para comprender que para ejercer control y violentar sexualmente a una persona no es necesario tener contacto físico. Así podemos comprender las diferentes formas en las que se está  ejerciendo este tipo de violencia en el ámbito digital.

Al igual que la violencia sexual fuera de Internet, esta forma de violencia en entornos digitales también se queda en la impunidad y la culpa recae en quienes están enfrentando amenaza o extorsión monetaria relacionada con la publicación de contenidos íntimos, eróticos o sexuales, robo de fotos íntimas o exposición de este contenido sin su consentimiento, en lugar de recaer en quien está ejerciendo la violencia.

Rita Segato menciona que las violaciones son un acto de poder, de dominación, en una sociedad donde se cree que el cuerpo de las mujeres está permanentemente a disposición masculina. También menciona que la violación moraliza, es decir, coloca a la mujer en su lugar, la atrapa en su cuerpo, le dice: «Más que persona, eres un cuerpo», es decir la reduce a un objetivo. En ese sentido, al comprender que el abuso sexual digital es una extensión de la violencia sexual que se da fuera de Internet, se puede decir que la violencia sexual en Internet reduce el cuerpo de las mujeres a objetos y tienen el objetivo de ejercer poder sobre ellas al robar la dimensión íntima de su vida.

Es importante investigar desde una perspectiva feminista la violencia sexual en Internet para comprender sus efectos, sus finalidades y también entender las intersecciones con otras formas de violencia. La violencia sexual digital no es inofensiva, el cuerpo digital, la forma en la que se expresa la sexualidad, el cuerpo y la intimidad en Internet son afectados. Lo digital no es un aspecto más de nuestra vida, forma parte transversal de ella y cuando nos violentan en el ámbito digital, también afectan nuestro cuerpo físico y la forma en la que habitamos el mundo.

Por Lu An Méndez, Coordinadora del Centro SOS Digital y oficial del área de violencias digitales de la Fundación InternetBolivia.org para Guardiana