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En las últimas semanas se viene dando un debate en torno a la pertinencia o no del nuevo currículo planteado por el Ministerio de Educación, éste incluye varios aspectos referidos a las TIC, lo que nos lleva a preguntarnos:

¿Cuáles son las habilidades mínimas que una persona debe tener para aprovechar las tecnologías y desempeñarse en plataformas de Internet y redes sociales?

Las estafas y casos de ciberdelincuencia, la circulación de desinformación, el uso de Internet enfocado al consumo o la vulneración a la privacidad de datos en redes sociales posiblemente se deban a que no hemos respondido a esta pregunta.

Una de las vías para hacerlo iría por el desarrollo y aplicación de un marco de alfabetización digital, es decir, un instrumento que oriente sobre competencias digitales, contenidos y formas de evaluación para que una persona pueda desenvolverse sin problemas en el ciberespacio.

Desde la década de los 90, organismos internacionales, regionales y países principalmente en Europa y Norteamérica, han desarrollado este tipo de instrumentos destinados a formar capacidades digitales específicas en la población.

Uno de los primeros instrumentos es el Teaching Tolerance Digital Literacy Framework, desarrollado en 1991 por Estados Unidos. Posteriormente organizaciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Centro de Información de la Red de Internet de China (CINIC), entre otros, se han dado a la misma tarea.

Orientaciones de los marcos de alfabetización digital

La organización UNESCO relaciona la alfabetización digital con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 : Educación de calidad,  de Naciones Unidas y plantea una medición sobre actividades sobre el uso de una computadora, copia de archivos, manejo de hojas de cálculo y programación.

Otro marco es el Digital Kids, también de la UNESCO, que brinda estándares de alfabetización digital, seguridad digital y resiliencia, participación digital, inteligencia emocional digital y creatividad e innovación digital.

La misma organización ha creado el currículum Ciudadanos alfabetizados en medios e información: ¡piensen críticamente, hagan clic sabiamente!, que “posibilita a las personas a pensar críticamente sobre la información y el uso de herramientas digitales”.

La OCDE, por su parte, identifica un conjunto de habilidades TIC divididas en genéricas, especialistas y de complementariedad, y el Foro Económico Mundial elaboró en 2016 un libro blanco sobre las necesidades de las empresas digitales, que se centra sobre todo en competencias de modelos de negocios en la era de Internet.

En China, el CINIC creó un índice sobre la infraestructura de Internet, innovación industrial y tecnológica, impacto de la aplicación de la informatización, seguridad y desarrollo sostenible.

El DigComp, que se aplica en los países de la Unión Europea, propone 21 competencias alfabetización de información y datos, comunicación y colaboración, creación de contenidos digitales, seguridad y soluciones de problemas. Y el Marco de inteligencia digital, del Instituto para la inteligencia digital (DQ Institute), contiene 24 habilidades sobre: identidad digital, derechos digitales, alfabetización digital, comunicación digital, inteligencia emocional digital, seguridad y usos digitales.

En el caso de América Latina, podemos referirnos a la malla curricular Digimente, que propone objetivos, habilidades y disposiciones sobre cuatro módulos: Evaluar información críticamente, producir contenidos creativamente, participar activamente y   pensar y reflexionar éticamente.

Un marco de alfabetización digital en Bolivia

Desde al plan CEIBAL implementado en Uruguay hasta el programa de innovación digital Infoplazas, de Panamá, los países de América Latina han buscado aplicar varios programas primero de a acceso a tecnologías de información y comunicación y luego de alfabetización digital.

En el caso de Bolivia, desde de década del 2000 se pusieron en marcha proyectos como el Plan Nacional de Inclusión Digital, el programa una computadora por docente, la dotación de computadoras KUAA a alumnos de último grado de secundaría, el portal Educa Bolivia, las olimpiadas científicas, robótica a través del programa de inclusión digital, entre otros.

A ello se suman los proyectos de alfabetización digital impulsados por ONG, empresas privadas, universidades públicas y privadas, así como comunidades y colectivos activistas.

Sin embargo, la cuarentena rígida de marzo de 2020 y la modalidad de clases virtuales como consecuencia de la pandemia por Covid-19 ha demostrado que estos esfuerzos no han sido suficientes.

Si bien una de las causas es la brecha de acceso a Internet, que afecta principalmente a los municipios rurales y comunidades; el otro problema radica en el uso de las tecnologías, que afecta no solo a estudiantes, sino también a docentes y padres de familia.

En este contexto, más cuando el nuevo currículo educativo propone abordar contenidos como el uso adecuado de redes sociales y herramientas TIC, creación de blogs, marketing digital, programación básica, entre otros, parece ser necesario crear y aplicar un marco de alfabetización digital para Bolivia.

A diferencia de los marcos ya mencionados, éste debe responder a la realidad heterogénea de conexión de nuestras regiones (inclusión), su diversidad cultural y necesidades de uso.

El nuevo currículo también debería orientarse a transformar la matriz productiva del país, es decir que pase de una realidad que consume contenidos a una que produzca contenidos de valor y promueva emprendimientos.

Igualmente debería desarrollar habilidades crítico/reflexivas sobre las plataformas, servicios y redes sociales que utiliza, lo que ayudaría a combatir la desinformación, la ciberdelincuencia y promovería la seguridad digital; y conocer sobre los debates de derechos humanos en Internet (derechos digitales), cuáles son, cómo se ejercen y asumir posición en el debate. El desafío es mucho mayor, pero respondería a la pregunta que nos hemos hecho.

La Fundación Internetbolivia.org, con el apoyo del fondo Frida, está tomando este desafío para impulsar el proyecto: Generaciones FuturasPrograma para la inclusión y el talento digital intercultural en Bolivia, destinado a promover un uso proactivo, seguro, diverso y productivo de las TIC, precisamente a través de la elaboración de un marco que espera ser un aporte más al desafío de la educación en Bolivia.

Wilfredo Jordán, es investigador y comunicador social